Al inicio del día de reposo judío del 7 de octubre, el grupo terrorista Hamás lanzó una operación militar sorpresa dentro de territorio israelí a una escala no vista hasta ahora. La respuestas de parte de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) a la Franja de Gaza no se hicieron esperar y, desde entonces, las alarmas de aviso de bombardeos no han dejado de sonar no solo en el sur de Israel sino que incluso en Jerusalén y Tel Aviv.
El intercambio bélico ha cobrado alrededor de 3 400 vidas, la mayoría civiles (incluyendo cuatro argentinos, dos paraguayos y una chilena), más de siete mil heridos, 200 mil desplazados desde Gaza, más de 130 secuestrados por Hamás (incluyendo dos mexicanos) y un número aún indeterminado de desaparecidos. Es previsible que estas cifras aumenten con el paso de las horas.
Miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se encuentran a ambos lados de la línea de fuego o, al menos, hasta antes de la declaración de guerra por parte del Estado de Israel. Las tierras de Israel y Palestina están asignadas al Distrito Jerusalén y la Distrito El Cairo Egipto.
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